¡Mitos sobre el destete!
La semana mundial de la lactancia materna no es únicamente para esas primeras semanas de lactancia, no solo para las dificultades de los primeros días…
Como ya hemos hablado en muchas ocasiones, el destete es el gran olvidado de la lactancia, pensamos que es super fácil de repente un día que se termine la teta y chimpon. Pero no, y frente a ello nos encontramos con un montón de mitos que vengo a desmentir:
- Siempre hay que introducir biberón: no, no siempre y no es la única forma de ofrecer leche a un bebe. Si el bebe es mayor de un año no es necesario esa gran lucha que puede suponer que el peque acepte un biberón.
- Es algo rápido: no necesariamente, más bien la mayoría de procesos de destete son largos, hasta de meses y conozco alguno que años! Cuanto más gradual, más fácil será para mama y bebe.
- Nunca es natural: falso, el destete natural existe y es algo normal entre los 2 y los 7 años de vida.
- Es traumático: no necesariamente, se puede hacer y forma respetuosa, gradual, y asumiendo que en algún momento ambas partes o una de ellas puede sentirse mal, pero siempre estará acompañado y escuchado.
- Hace falsa medicarse y/o fajarse el pecho: ¡mito y además peligroso! La pastilla para inhibir la creación de leche materna deja de funcionar a partir de que la lactancia se establece. Y fajarse los pechos, es muy peligroso yaqué pueden generar mastitis complicadas con muchísima facilidad.
A veces la lactancia prolongada es vista erróneamente como la instauración de un vínculo patológico entre la mamá y el bebé, pero la patología no es algo que está relacionado con el tiempo de amamantamiento, sino con todas las otras cosas que están involucradas en la interacción madre- hijo con teta o sin teta. En realidad «es el destete temprano forzado el que puede estorbar el desarrollo emocional e incrementar las necesidades de dependencia.» (Waletzky, 1979)
Otro dato curioso es que según las investigaciones de Smith (1991), muchos mamíferos primates destetan a su progenie cuando ésta desarrolla sus molares permanentes, situación que se da en los humanos entre los 5 y los 6 años de vida, edad en la que justamente alcanzamos la autonomía inmunológica. (Dettwyler, 1994).