En verano… ¡comemos menos!
¡Todos! ¡Si todos! O ¿qué te crees? Que a ti solo te apetecen cosas fresquitas, fruta, ensaladas, y cosas ligueras. y ¿a tu querido retoño le apetece muchísimo un puchero de verduras y garbanzos calentito?
El motivo fundamental es que parte de las calorías que ingerimos a diario las empleamos en mantener nuestra temperatura corporal. Durante el verano, el cuerpo no necesita tanta energía como en otras estaciones del año para producir calor, por lo que la cantidad de alimentos que demanda es menor. Pero en cambio, lo que si necesita es muchísima más hidratación de la que ir ejemplo necesitara en el mes de enero, (¡ojo! Eso no quiere decir que en enero dejes de beber agua…)
Es normal, por tanto, que en verano tengamos menos apetito y, consecuentemente, comamos menos. Sin embargo, hay que procurar que nuestra alimentación en esta época del año sea también variada y equilibrada, máxime si tenemos en cuenta que el verano es un periodo propicio para comer menos, pero también para comer peor. Por ejemplo, es muy simple incrementar el consumo de frutas y verduras en verano, pero a veces hay familias que se sienten limitadas a la hora de ofrecer legumbres a los peques. Las legumbres pueden ofrecerse en muchas más versiones además de en plato de cuchara (falafel, tortitas, hamburguesas, ensalada, postres…)
- ¡Con el calor, el cuerpo necesita menos calorías, pero más hidratación!
- Disminuye el hambre, sobre todo en niños
- Se comen menos cantidades para que las digestiones sean más ligeras
- Ofrecer mucha variedad de frutas y verduras, y Cada poco tiempo
- No olvidarse de las legumbres, pueden ofrecerse en hamburguesas o tortitas
- Beber mucha agua y SOLO agua